y esperando acariciarte se me olvida
que te beso en el albor de despedida
y en estrábicos adioses me desgajas.
no sé llover sin aguarme la coraza,
cómo reír, si la luna está partida,
son de hielo, las certezas adquiridas,
son de abril, nuestros párpados de baja.
primavera rota, al fin, de madrugadas
desdibuja en albas ciegos mis vaivenes
y acaricia tus matices comedidos
mientras tiemblo al perfilar horas pasadas
y constato que, por no tener, no tienes
ni dos tercios de verdad, y ya te has ido.
Que todo se acabe en un soneto de distancia.
RispondiEliminaNo, no te vayas.
RispondiEliminapárpados de baja *.*
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