que sabemos dónde están nuestras caderas
y las elevamos hasta la cima del ritmo
durante tres minutos y medio,
una vez por semana.
Somos líneas curvas,
más bien mates, pero definidas,
puliendo el aire y los círculos del son.
Tú,
y nadie más que tú, cada vez que siento
el quejido de tu cintura leve
dibujarme las líneas maestras.
Paliamos la ausencia de pasos aprendidos
con una ristra de tangencias cutáneas
y de ángulos agudísimos, hechos de luz y dedos,
que apuntan a algún lugar
de nuestros omóplatos simétricos,
punzando el tiempo
y haciendo que nuestras rodillas, a veces,
se saluden.
Y llega un punto en que solo hay pelvis
en plural o en singular,
qué más da,
y el tacto, presente y constante,
vestido de piernas,
se hace axioma de requiebros,
eje dúctil sin conciencia,
durante tres minutos y medio,
una vez por semana.
Me imagino,
RispondiEliminaasi,
ingenua
y curiosamente,
cómo sería
el baile de los omóplatos simétricos
si lo hicieran película
:)
dichosos vosotros, que conocéis los secretos y la belleza indescriptible que esconde la geometría, porque disfrutaréis los desproporcionados placeres que proporciona.
RispondiElimina3.5 min/semana= 1 bienaventuranza....curiosa ecuación!
RispondiElimina3.5 hrs/vida= ?¿...no encuentro una solución. Creo que me falla la unidad de medida.