La llanura de lo efímero no tiene cornisas ni rebordes. Es resbaladiza y reluce argentada, bruñida por lágrimas grises y calladas.
Es la quietud de la lluvia la que me recuerda la insolencia de lo inevitable, y me empapo. De pie, con las piernas arqueadas para no perder el equilibrio, reparo en que tengo los dedos agarrotados, perlados de llovizna impertinente. Huele a metal mojado, a óxido efervescente, a segundos transcurridos porque sí.
realmente las cosas cuanto más volátiles más encanto tienen... las aleaciones se quedan ahí... siempre.
RispondiEliminaEse es el encanto de lo efímero, ¿no? Que llega cuando menos lo esperas y dura mucho menos de lo que pensabas.
RispondiEliminaA algunos se les va la vida buscándolo de nuevo y otros viven de su recuerdo.
Un abrazo inmenso, guapísimo :)
Los segundos nunca transcurren porque sí, de igual modo que uno no debe aguantar siempre de pie, porque no.
RispondiEliminala vida es efímera. para la vida, necesaria y fundamental es cada gota. la vida gotea, porque es efímera. no hay manera de arreglarla, gotea siempre. siempre perdiendo, siempre ganando.
RispondiEliminaummmmmmm me ha encantado, palabras muy estimulantes, como la lluvia de verano que refresca una tarde....la lluvia platea las piedras de mi ciudad preferida(santiago) y además,la plata es mi metal favorito, una aleación de tiempo y recuerdo, de deseo y silencio de sonido y color.
RispondiEliminabesos
A que la vida transcurre con la osadía de que nadie podrá detenerla ni siquiera la muerte.
RispondiEliminaUn abrazo.
José Roberto Coppola
tratado sobre lo efímero?
RispondiEliminaY me oxido con el aire. De tu boca. Que sí tiene cornisas. Como comisuras.
RispondiElimina...a vino roto y a casualidad bajo el cuello.
RispondiEliminaHuele a verano.
RispondiEliminanuevos caminos: http://masfuquefa.blogspot.com/
RispondiEliminaun besazo!!