mercoledì 14 maggio 2008

Selenitas


Fue un suspiro de luna el que sostuvo la oscuridad mientras huíamos, el que alentó a nuestros pies en la partida, el que cubrió con el velo de lo oscuro todas las miserias y los miedos. Y fue ella, tersa de luz y de gotas de estrella, la que contuvo el aliento, expectante, trémula ante la inmensidad marengo que nuestros pasos se afanaban por sentir, por abarcar. Y seguimos sin parar, amparados por ese halo difuso que nos regaló, desde allí arriba...

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